[Liga] Real Sporting 2-0 Sevilla FC

El Sevilla de Manzano recibió este domingo su primer revés, quizás sin merecerlo del todo, por más que el fútbol sea un deporte donde hay que meter la pelotita en la portería contraria y en eso el Sporting ganó de calle, sobre todo haciéndolo en los llamados momentos psicológicos, tanto en el comienzo del primer tiempo, como en el del segundo. Pero en medio de ambos tantos hubo un buen equipo que buscó con infinidad de argumentos y sobrado criterio el empate sin ningún tipo de suerte. Sin embargo, la sensación de superioridad que transmitió el Sevilla con el balón en los pies en el primer acto se difuminó en el segundo a raíz del severo castigo de Diego Castro, que con un taconazo de lujo apuntilló demasiado pronto a unos andaluces que pagaron caro su falta de mordiente.

El choque comenzó de la forma menos oportuna. El Sporting cuando hace de local muerde con todo en los arranques. De alguna forma intenta vivir de un inicio vibrante e intenso y aprovechar el cálido ambiente que se cuece en las gradas de El Molinón para golpear antes que el rival. Y muchas veces lo consigue, como fue el caso de esta noche. El Sevilla casi sin quererlo se convirtió en víctima del arreón inicial de los asturianos, porque en el minuto 6 ya perdía 1-0, con un golazo de testa de Sangoy, que se aprovechó de una desaplicación en la zaga visitante. Poco antes Palop ya había sacado una mano abajo magnífica ante Miguel Ángel de las Cuevas... Afortunadamente para los de Manzano la ebullición local fue sólo temporal, porque a poco que el Sevilla se asentó en el campo impuso con autoridad su fútbol, aunque no en el marcador, que es donde cuenta.

Que el Sevilla se fuera al descanso perdiendo no hacía para nada justicia a los méritos de ambos equipos. Si bien es cierto que no tuvo la pelota todo el tiempo deseable, más aún es que cada vez que agarraba la bola generaba jugadas rápidas y repletas de intención que pasaban por múltiples piernas y rozaban el tanto. Romaric, sobre todo Romaric, transmitía una clarividencia excepcional. Del marfileño manaba fútbol del bueno y pases espectaculares, como un envío largo al área que dejó solo a Luis Fabiano ante Juan Pablo, que el brasileño no supo resolver. Eso ocurrió pasada la media hora de juego, pero antes hubo mucho más, como dos pases interiores en la frontal de Alfaro llenos de malicia que no cazó Luis Fabiano por poco o un disparo del propio palmerino con todo a favor que se marchó fuera. Los andaluces perdían en el luminoso, pero las sensaciones cada vez que tenían el cuero eran verdaderamente buenas, porque el equipo transmitía mucha certeza a la hora de escoger el camino hacia el empate. En definitiva, todo se reducía a una cuestión de eficacia.

Pero el fútbol en ocasiones castiga a quien no aprovecha sus virtudes. En el mismo arranque del segundo periodo el Sevilla continuó gustando, avanzando con ligereza y peligro pero sin ningún tipo de pegada, porque cuando Negredo habilitaba a Perotti en el pico izquierdo del área el argentino chutaba al cielo del segundo palo y porque Romaric instantes antes mandaba a las nubes un rechace de una jugada clarísima que a Negredo se le quedó en el limbo... Y en esas se chafó la historia, porque el Sporting no mostró contemplación cuando tuvo ocasiones y Diego Castro, solo, taconeó a la red de forma magistral un buen servicio de banda. El tanto de Castro dio pie a minutos de impotencia, por el excesivo castigo, y de pánico, porque los locales, crecidos, pusieron cerco al tercero y si no lo consiguieron fue por la cabeza salvadora de Alexis.

Gregorio Manzano buscó sanar la hemorragia con un doble cambio necesario, quizás porque la distancia entre los delanteros y los mediocentros era excesiva. Kanouté sustituyó a Negredo y Guarente por Romaric. Pero el control de la situación que había habido en el primer acto no existió nunca, porque los gijoneses se espolearon y multiplicaron sus fuerzas ante un Sevilla ciertamente alicaído, que sin embargo jamás le perdió la cara al choque y cuando pudo trianguló con pausa aunque casi siempre sin suerte. A fin de cuentas, ése fue el sino del Sevilla en todo el choque: buenas propuestas con inoperantes finales, que se acabaron perdiendo en el juego intenso y espartano de un Sporting que con el 2-0 presionó hasta la extenuación y se apuntó el premio del triunfo con merecimiento.

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Negredo: 5. Se pierde cuando tiene a Luis Fabiano cerca.

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